En los últimos años, las redes sociales han cambiado nuestra forma de relacionarnos, comunicarnos o recoger información. Un tercio de toda la población mundial se considera usuario activo en redes sociales.
Es innegable que el papel de las redes sociales en el sector de la salud está creciendo considerablemente. El entorno digital y el sector salud avanzan cada vez más unidos, casi el 80% de los pacientes consultan antes en Internet que a su propio médico. Uno de cada cuatro pacientes utiliza las redes sociales para conocer la experiencia de otros pacientes con su misma enfermedad. Son datos que reflejan el hecho de que la mayoría de las organizaciones de este sector utilicen también este importante canal para transmitir sus campañas, en su gran mayoría de concienciación o de información acerca de patologías concretas.
Gracias a las redes sociales, la comunicación de la salud y la ciencia puede tener una gran divulgación. Es una herramienta ideal para difundir campañas de awareness, alertas sanitarias o potenciar la recogida de fondos de investigación entre otros. Además, se pueden conseguir unos resultados más productivos en cuestiones de visibilidad, gran impacto, reducción de costes o flexibilidad que una campaña puramente offline como celebraciones de eventos, comunicaciones en folletos, cartelería, etc.
La publicación de dichas campañas en las redes sociales también contribuye al empoderamiento del paciente. Un paciente empoderado es un paciente informado que tiene conocimiento de su enfermedad. De una forma bidireccional, una de las posibilidades más explotadas por los pacientes es la creación de grupos de apoyo donde pueden compartir información relevante sobre su enfermedad.
Por todos estos motivos sumados a la mejora en la interacción, el fomento de la comunicación, la formación y la educación que se comparte; son razones de peso para visualizar que a corto plazo el papel de las redes sociales será más importante en el sector sanitario.
¿Para qué se usan las redes sociales en salud?
En el ámbito de la salud, el paciente encuentra tres principales utilidades en el uso de las redes sociales:
- Consulta: Con la llegada de la llamada salud 2.0, cada vez son más los profesionales de la salud que han decidido “abrir consulta” en lugares como Twitter o Facebook. Ambas plataformas (aunque Twitter es algo más indicado para ello) proporcionan la posibilidad de que dichos profesionales pongan su conocimiento –y su tiempo libre- al servicio de sus seguidores, resolviendo las dudas que estos les plantean.
- Información: Si ya hemos hablado sobre el Dr. Google, es decir el uso del buscador de Google para resolver dudas sobre salud, mención aparte merece la utilización de las redes sociales con el mismo fin. Aquí más que hacer búsquedas aisladas lo frecuente es hacerse seguidor de perfiles que hablen sobre temas de salud más o menos generales que puedan interesar al usuario. Así por ejemplo una madre primeriza seguramente se haga seguidora de alguna página de pediatría para recibir consejos sobre cómo cuidar a su hijo; alguien que quiera adelgazar buscará páginas que publiquen con frecuencia consejos para perder peso.
- Apoyo: Una de las ventajas de las redes sociales más explotadas por los pacientes es la posibilidad de crear grupos de personas agrupadas por intereses comunes. Esta característica la han aprovechado muchos enfermos para crear grupos de apoyo en redes como Facebook donde poder hablar con otras personas en su misma situación y compartir material de interés sobre su enfermedad.
Promoción de la salud
Social Media y la Web 2.0 ofrecen numerosas alternativas para la promoción y prevención en salud. Debido a que Chile se encuentra dentro de los países con mayor conectividad en América Latina, estos medios de comunicación son pilares que deben ser utilizados por los profesionales de la salud.
El potencial de las redes sociales y aplicaciones Web 2.0 para mejorar los resultados de salud no sólo radica en su capacidad de proporcionar información clínica a una amplia gama de pacientes, sino también en su desarrollo social y de apoyar funciones que pueden estar ausentes en el sistema de salud tradicional. Por ejemplo, los pacientes podrían encontrar consuelo sabiendo que no están solos, serían capaces de encontrar las respuestas en otras personas con condiciones similares, podrían empoderarse de su autocuidado y gestionarían de una mejor forma sus problemas de salud.
A través de comunidades online convocadas por organizaciones de salud se pueden trabajar los objetivos sanitarios que la red de salud ya aborda en sus diferentes dispositivos tradicionales. Por ejemplo estimular hábitos de vida saludable, intercambiar experiencias de las ventajas de realizar deporte, promover una alimentación balanceada, dejar el hábito tabáquico.
Imponerse nuevas metas y desafíos entre los integrantes de los grupos de comunidades electrónicas es una aspiración real dado el protagonismo que otorga la bidireccionalidad de la información.
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